sábado, 26 de mayo de 2018

Mi Voto


Mientras se escribía esta columna de opinión, faltaban solo 18 horas para la apertura de las urnas en las  que los colombianos, votaremos en las elecciones que escogerán en principio, a los dos candidatos que irán a segunda vuelta.

Muchos amigos, familiares, clientes y conocidos en general me han hecho la famosa pregunta ¿Jeff, vos por quién vas a votar? Y, aunque  prácticamente tuve claro desde hace meses por quién votaría, debo reconocer que dediqué los últimos 30 días a estudiar cada uno de los candidatos en el paredón y luego de “digerir” muy bien cada una de las propuestas,  antecedentes y relaciones con sus cercanos; confirmé mi voto. Anticipo que no pretendo ir en contra vía de la decisión de quienes leen esta publicación, es solo una respetuosa  opinión.

Antes de empezar quiero referir que, pese al gusto que me genera la política y mi notable admiración por ciertos personajes, decidí desde hace años y quizás por aprendizaje y crecimiento personal que no volvería a discutir con nadie sobre política, religión o cualquier otro tema que desbordara la razón de quienes de uno u otro modo son afines a distintas orillas de pensamiento o doctrina. Puedo hablar de diversos temas con cualquier persona que esté dispuesta a respetar mi posición u opinión del mismo modo que yo estoy y estaré dispuesto a hacerlo, entendiendo por fin que mi razón; jamás será absoluta.

Aunque subraya el carácter relativo de las verdades científicas, el materialismo dialéctico sostiene que cada verdad relativa señala un progreso en el conocimiento de la verdad absoluta, que cada conquista de la ciencia encierra elementos de la verdad absoluta, es decir, de una verdad perfecta que no podrá ser puesta en tela de juicio en el porvenir. No hay barrera infranqueable entre la verdad relativa y la verdad absoluta. La suma de las verdades relativas concebida en su devenir conduce a la verdad absoluta” Diccionario filosófico abreviado · 1959:518-520

Queriendo entender lo anterior, apegado al respeto por la diferencia y, ante todo comprendiendo un valor que sí es absoluto en los candidatos; su condición humana,  no podemos pretender que alguno de los candidatos sea perfecto, todos, incluyéndonos a nosotros, estamos sujetos al error.  Así las cosas, esta es mi opinión, los puntos negativos y positivos que para mí representa el candidato Sergio Fajardo:

Su origen:

Debo reconocer que, dada la procedencia de quien gobernó a Colombia entre 2002 y 2010, queda el sin sabor de apostarle o no a alguien que comparta la “cultura paisa” para que dirija a Colombia. Ni siquiera es un cuestionamiento profundo mío, es, la trivialidad que manifiestan muchos allegados que en el marco de la duda dicen ¿va votar por otro paisa?, pues bien, debo apegarme a mi concepto de respeto por Colombia y sí, votaré por un paisa porque es un ciudadano colombiano y además, ¿quién dijo que todos los paisas representan la “anti-cultura traqueta de Pablo Escobar y Popeye? Estar seguro de ello, también me haría parte de la cultura narco; soy vallecaucano y es innegable que aquí, también se gestaron economías basadas en el narcotráfico y yo, no soy un narcotraficante ni consumidor ni cualquier cosa parecida a ello. Así que, no es un problema su naturaleza paisa. (Además porque tengo muchos amigos paisas a los cuales aprecio sé de su calidad humana)

Tibio:

Sí, debo ser objetivo y racional y considero que de los cinco en disputa, Fajardo representa la cara no radical de la  opinión pero, no ser radical no significa permisivo ni condescendiente con lo que no está bien,  es solo que, nos acostumbramos a los discursos gritones y a los enfrentamientos de quienes creen que tienen la verdad absoluta. ¿A qué hora se nos enseñó que la moderación, la serenidad y el respeto en debate son el comportamiento de los tibios? Seguramente, a través de los años y en la fragilidad formativa de nuestro país, optamos por pensar que quien tiene pensamientos o ideales radicales es quien merece nuestro respeto o admiración. Es aquí donde además, me devuelvo al análisis filosófico sobre la verdad relativa y absoluta. El que lo entendió, lo entendió.

Los personajes que lo acompañan

Jorge Enrique Robledo 

Ser militante y líder del Polo Democrático lo ha convertido en un cuestionable personaje para quienes son afines a la orilla de la derecha, sí maneja un discurso radical sobre temas de opinión en lo que a la gobernabilidad compete y es capaz además, de “alborotar” avisperos en cualquier debate (lo demostró en el Congreso). Jamás he militado en la izquierda pero, puedo apreciar las innumerables cualidades de Robledo y reconocer que como senador de la República, ha tenido un intachable desempeño, ha denunciado la corrupción y procura posturas que favorecen al medio ambiente. Someterse a una “coalición” le hace un ser sensato, declinó su aspiración presidencial para darle lugar a quién mejores posibilidades tiene de llegar,  dejando de lado los mesiánicos egos que tanto perjudican a la sociedad”.

Antanas Mockus

No hablaré mucho de él, no porque no tenga nada que decir sino porque, si escribiera sobre él, necesitaría muchas páginas para transmitir a los lectores la inmensa admiración que me despierta el ex alcalde de Bogotá. Para mí, representa la decencia no solo en la clase política sino en la sociedad; es un ciudadano ejemplar al que tuve la oportunidad de tratar en una ocasión y, más allá de su buen trato, es su cálida y constructiva energía la que genera tal impacto personal. ¿Que tiene o ha tenido contratos con el Estado a través de su corporación? Sí, pero afortunadamente, han estado amparados bajo  los básicos principios de la  transparencia.

Claudia López

Sé que seré duramente cuestionado por muchos “fajardistas” sobre esta opinión pero, en lo que a mí respecta; Claudia López es el SAPO más grande que me tragaré en mi decisión de votar por Sergio Fajardo, considero además que ella le resta más de lo que le aporta a la imagen de la campaña. Si bien aplaudo su lauda lucha contra la corrupción y sus notables aportes a intentar cambiar la forma de hacer política en Colombia, cuestiono la forma y altivez con la que asume la defensa de sus posturas que aunque las puedo compartir; chocan y rayan en el más desparpajado acto de intolerancia e irrespeto a quienes la contrarían. La vida enseña que, no el que habla más duro es quién tiene la razón, probablemente casi siempre la tiene pero, cuando necesita gritar y atropellar la palabra de sus interlocutores, deja de tenerla. Ninguna idea o fundamento debe ser “inyectada” a la fuerza, se necesitan discusiones sanas que no pretendan la imposición para que bajo el discernimiento personal, se opte por aceptarse o no.

Por supuesto, su sexualidad es inobjetable, la respeto como mujer y como ciudadana pero no puedo aceptar que en un debate literalmente exija a sus rivales el cambio de postura solo porque ella asegura tener la razón. Ese tipo de comportamiento, es similar al de Álvaro Uribe y el de Gustavo Petro; cada uno cree tener la razón absoluta desde su pensamiento o posición política, no dan lugar a relatividades y es ese, el principal motor del fanatismo y este a su vez, cuando se excede, se convierte en la violencia partidista o ideológica a la que ya estamos acostumbrados a vivir. En manos de Claudia López, pasaríamos de tener dos extremos (uribistas y petristas) para tener un tercer extremo; el de los “claudistas”.

Los cuestionamientos:

“Jeff, ¿supiste que Fajardo tuvo que ver en los problemas que tiene Hidroituango? ¿Sabías que cuando fue alcalde de Medellín ……? ¿Sabías que cuando fue gobernador de Antioquia…..? etc, mi respuesta a estos cuestionamientos es  que, no puedo meter las manos al fuego por Sergio Fajardo, sobre esos cuestionamientos no tengo elementos probables que demuestren sus vínculos con comportamientos irregulares,  tampoco tengo elementos que me garanticen su “perfección” en la función pública. Y más allá de ello, el ciudadano y candidato Sergio Fajardo no tiene requerimientos por parte de la Procuraduría, Contraloría o la Fiscalía.

Sus bandera

EDUCACIÓN: Creo firmemente en que de la calidad de la educación, depende el verdadero desarrollo de Colombia. Como ejemplo básico; si enseñamos desde la educación primaria que el erario público es de todos, que merece ser preservado y  custodiado para el bienestar de todos los ciudadanos, seguramente a largo plazo, tendremos ciudadanos que en cargos públicos se abstendrán de cometer actos de corrupción no por  temor a las autoridades sino por absoluta convicción personal de respeto por lo público. Del mismo modo, el respeto por las diferencias, el respeto a la vida, etc.

El respeto y defensa de los DDHH, la cultura de la legalidad, la participación ciudadana, la protección del medio ambiente y otros aspectos de sus propuestas, me convencen hoy para votar por Sergio Fajardo.

Hoy, creo que el enemigo más grande de las elecciones presidenciales no es ni Álvaro Uribe, ni Gustavo Petro, ni las farc ni ningún famoso; son los casi 20  millones de colombianos que no quieren tomar partido, esos que consideran que ninguno merece ser presidente, a esos también les sumo los que hoy “promueven” el voto en blanco, los del tal PRE, que justifican el abanderamiento de la causa sobre el supuesto de no existir alguien que los represente y cuyo único fin, es el económico. Sí, los del PRE van a reclamar la reposición económica de votos ante el Consejo Nacional Electoral a costillas de quienes no se han tomado el trabajo de analizar a los candidatos, es decir; si vota en blanco, va a servir de idiota útil a un grupo de descarados que van recibir dinero con su voto.

Este 2018, a diferencia de hace años, hay candidatos muy buenos con fórmulas vicepresidenciales de lujo. Vote por Iván Duque, Humberto de la Calle, Germán Varga,  por Gustavo Petro o por Sergio Fajardo, vote   por el que se le dé la gana PERO VOTE, pero antes entienda que NINGUNO hará un gobierno perfecto, no existen gobiernos perfectos porque no hay candidatos perfectos, todo porque son seres humanos como usted y como yo.



Jefferson Gutiérrez Romero  

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