domingo, 3 de mayo de 2015

Angelino, el diablillo Garzón

"Cumbre de la "U" en el apartamento de Angelino Garzón"
Para empezar a hablar y, posteriormente escribir de alguien, se debe por norma literaria y periodística, definir su perfil y partir de este para recrear y ambientar un texto según su objetivo. Pues bien, cuando el sujeto del proyecto escrito es  Angelino Garzón, las condiciones literarias podrían cambiar, dado que, definir su perfil puede ser una completa odisea.

De las pocas cosas que no podrán ponerse en duda respecto al ex vicepresidente son su gentilicio y natalicio: bugueño nacido el 29 de octubre de 1946, desde allí, todo podrá ser como ir del cielo al infierno, de salado a dulce o, de izquierda a derecha; al mejor estilo camaleónico superando a grandes lustres de su clase como Roy Barreras y otros sujetos cuya ideología es equivalente a una necesidad electoral.

Sobre la década de los 80’s, Angelino Garzón defendía las banderas de la CUT, la  Central Unitaria de Trabajadores, organización sindical reconocida por sus serias afinidades con movimientos de izquierda y posiciones ideológicas que se enfrentaban al capitalismo de la época. Hizo parte del partido comunista colombiano, de vertientes directas marxistas y leninistas, fue vicepresidente de la casi extinta (en la época) Unión Patriótica  hasta inicios de los 90’s. Finalmente, militante oficial de la Alianza Democrática M -19. Seguramente, su última militancia en la izquierda.

En el 2000, fue ministro de trabajo durante el gobierno de Andrés Pastrana, aún es recordado su paso por el gabinete del gobierno conservador dada su aclamada popularidad. Hay que reconocer que logró romper la barrera de elitismo con la que posaban los ministros de la época y pudo acercarse a la clase  que llegó a representar en los 80’s.  Su bandera popular, “hijo de una lavandera”… Admirable progreso personal. (No habrá más referencia al tema para evitar susceptibilidades.)

En el 2003, fue franco ganador de las contienda electoral por la gobernación del Valle del Cauca, seguramente, representó ante los votantes la posibilidad del cambio, representó a los ciudadanos que no votan por la  típica clase política que tenía sumido al departamento en un sinfín de hondos problemas sociales y fiscales, es decir, llegaba como anillo al dedo, a un departamento, su departamento, golpeado por la desazón de la corrupción.

Lo que en principio pareció el más grande acierto electoral y de potencial desarrollo para el Valle del Cauca, se convirtió en más de lo mismo, seguramente no desde la corrupción visible, pero sí desde la incompetencia administrativa, el Valle del Cauca, se detuvo en el tiempo y sufrió el mayor estancamiento de su historia. No siendo suficiente, Angelino Garzón fue el causante del hasta hoy, el mayor descalabro patrimonial hecho jamás; no se los robó, pero su deficiente administración desobligó el pago de una sanción por el NO cumplimiento de condiciones para la construcción de la doble calzada Cali – Candelaria en manos del consorcio CISA.

La flamante respuesta de Angelino Garzón ante la demanda, fue promover particulares movilizaciones dirigidas por él, además de una absurda huelga de hambre con la que buscaba frenar la sanción al departamento que por ese entonces redondeaba los 15 mil millones de pesos. Hoy, gracias a su incompetencia, el departamento del Valle del Cauca debe al consorcio CISA cerca de 44 mil millones de pesos con intereses incluidos.  Surge entonces la discusión… ¿Qué tan competente es un gobernador cuyo actuar está condicionado a manifestaciones populares y no a procesos administrativos y jurídicos? Lo que traduce en … ¿Qué tan competente es Angelino Garzón para ejercer cargos públicos?

Fue el gobernador de las tibiezas, el que acompañaba cada causa desde la emocionalidad de marchas que rápidamente perdieron sintonía. ¿Que hubo atentado en Buenaventura? Marchemos por Buenaventura. ¿Que hubo atentado en Cali? Marchemos por Cali. ¿Qué hubo accidente trágico en la vía Tuluá – Riofrío por el mal estado de la vía? Marchemos por los accidentados…  y así, jamás hubo actos administrativos de impacto, ni de medio impacto, porque las marchas NO solucionan nada.

Angelino Garzón en Tuluá enero de 2004
La cara oculta de la moneda, empezaría a ser conocida cuando se sumó en 2007 al entonces presidente Álvaro Uribe Vélez en la campaña por la defensa del TLC con Estados Unidos. Un baldado de agua fría cayó sobre sus seguidores de causa… ¿un sindicalista promoviendo uno de los proyectos de Estado que más derechos laborales desfavorece? Es de saber que las organizaciones sindicales de Colombia, en unísono se opusieron entonces a la firma del tratado de libre comercio  dado el impacto negativo que sobre el sector caería. Pero, contra las corrientes de izquierda, Angelino Garzón se puso la camisa del TLC violando cualquier rastro de objetividad ideológica.

Para quienes leyeron desde 2003 el actuar politiquero y populista de Angelino Garzón, era previsible que su apoyo al TLC con Estados Unidos fuera solo el comienzo de una desbandada  de principios políticos tirados al mejor postor. La sorpresa de sorpresas llegó en 2010 cuando portó oficialmente la bandera del uribismo como fórmula vicepresidencial del hoy presidente Juan Manuel Santos. ¿En qué cabeza cabe, venir de alas extremas de la izquierda (PCC) y saltar en cuestión de años a las alas extremas de la derecha? Solo cabe en la cabeza de Angelino Garzón.

Hay quienes dijeron que se trataba de un comodín electoral, victimizaron la figura de Angelino Garzón con la poca dignidad política que le quedaba bajo el argumento de “utilizaron al pobre Angelino …” y no, resulta que cada proceso fue un comodín para Angelino Garzón. Quedó probado en su actuar durante el  ejercicio como vicepresidente que poco le importaron los procesos de Estado, se atrevió a utilizar su famoso populismo para apoyar causas como las del incremento del salario mínimo que solo quedaron ahí, en populismo. Se convirtió en el uribista mejor pago del gobierno Santos, el problema no era ser uribista, el problema hondo era qué clase de uribista era Garzón, bajo qué escudo estaba Garzón.

Dijo separarse de la unidad nacional (Partido de la U) y querer armar rancho aparte en torno de ser candidato a la alcaldía de Cali, rifirrafe va y viene entre Garzón y Roy Barreras a la sombra del centro democrático cuyo guiño no se hizo esperar y ante la luz pública empezó su sonar de cascabeles como el abanderado para ser alcalde de Cali bajo cualquier condición, no importa cómo, ni por encima de quién, lo importante es llegar. Es hoy, su mejor consigna.

Por lo visto, Angelino Garzón jamás fue defensor de los DDHH, ni le apostó a los derechos sindicales, solo usó comodines como trampolín nacional, se apoderó de causas sociales  y logró subir donde nadie jamás creyó; ser vicepresidente de la República.

En la foto de portada, se aprecia a un Angelino Garzón lleno de desazón, sin reparo alguno por los mínimos estándares de presentación personal y respeto por la opinión pública, más, tratándose de un “noticiononón” político donde lograba su tan anhelado cometido: ser candidato a la alcaldía de Cali. Ahí,  está la mejor representación gráfica de lo carnavalesco que resulta su interés por el poder. Se burla de sus seguidores mientras cumple sus caprichos.

Como se anticipó al inicio de este escrito, es imposible definir un perfil político para Angelino Garzón, claro, un perfil coherente y sano para la realidad social de Colombia y refleja en cambio una  torcida línea ideológica sin los más mínimos argumentos de causa comunitaria ni de irrisorio respeto por los votantes. Angelino Garzón quiere ser alcalde  Cali solo por permanecer en la escena política, porque ama el poder y porque se acostumbró a él.



Recuerden amigos caleños, que antes que caleños somos vallecaucanos, y, que ya Angelino Garzón demostró lo que es capaz de hacer con nuestro departamento, no le quedará difícil hacer de Cali un nuevo monumento a la incompetencia, al estancamiento.