sábado, 7 de noviembre de 2015

Moral Selectiva: Fallo de la Corte


El pasado jueves 05 de noviembre, la Corte Constitucional literalmente “incendió” la decencia selectiva de gran parte de este país; con el histórico fallo que permite la   adopción de menores por parte de parejas del mismo sexo.

La avalancha de opiniones de diferentes posiciones no se hizo esperar. Por un lado, los conservadores, religiosos y  practicantes de cualquier creencia o secta vociferaron en unísono su negativa a la reciente postura de la Corte, por el otro; los defensores de la “libertad” y de los derechos de las minorías en franca defensa.

Sin lugar a dudas, es imposible relatar en una columna de opinión el sin fin de posturas de la sociedad colombiana pero, es ponderable acercarse a los más comunes sean o no objetivos. Es claro que deberá manifestarse la  posición de quien escribe esta columna antes de continuar; a la pregunta ¿Está de acuerdo con la decisión de la Corte Constitucional de permitir la adopción de menores por parte de parejas del mismo sexo? he aquí la respuesta: No, no estoy de acuerdo que en Colombia se permita la adopción de menores por parte de parejas del mismo sexo, no porque crea que los homosexuales no están en capacidad de dar amor incondicional a sus hijos, no porque crea que no son aptos para adoptar, no porque crea que la homosexualidad se “contagia o se pega”, no porque crea que están enfermos, NO.  
Tomado de facebook

No estoy de acuerdo porque creo que Colombia NO está preparada para asimilar y convivir con familias “no tradicionales”, pasamos de discriminar a una población sexualmente no aceptada a discriminar a sus hijos y materializar la infamia del daño por ser diferente a conmensurables instancias como las de agredir y excluir a un ser en crecimiento y formación.  Imaginemos, una escuela donde a la reunión de padres de familia, vayan dos mujeres o dos hombres en representación de un niño, ¿cuál sería la posición de los padres de familia heterosexuales?

Dentro las razones por las que se falló en favor de lo discutido, se encuentra la de adoptar tratados internacionales y modelos de países desarrollados pero, Colombia no es un país desarrollado y por ello, resulta como si se estuviese en un crucero Trans Atlántico navegando sobre el río Bogotá, encallaría y perdería su objetivo; un automóvil último modelo pero sin ruedas, o tan simple como la popular frase “Es como darle pan al que no tiene dientes…” Un país mal educado durante décadas, donde la programación de televisión está compuesta por telenovelas y noticieros al servicio de los patrones del Estado, un país que no lee, un país que carece de un sistema de salud eficiente, un país que vota por un plato de lechona y demás...  NO está preparado para convivir con la diferencia, porque si no conoce sus derechos constitucionales como ciudadano colombiano, mucho menos será capaz de discernir a entendimiento propio y no ajeno el sermón de un cura o pastor basado en la biblia.  

Habrá que decir que desde tiempos memorables, una parte de la sociedad se ha obstinado en dominar a través del “temor a Dios” argumentado en diversas formas literarias contenidas en la biblia. Según la capacidad de entendimiento o discernimiento de cada época, se ha traspasado la barrera de lo puramente lógico al punto de discriminar “bíblicamente” a negros e indios por no tener alma es decir, como no entendían la denominación de raza, el haber colores de piel diferentes y  al mismo  tiempo seguir siendo seres humanos, eran despreciados y discriminados, con los años, cambiaron los pareceres, “se les iluminó” el saber y ya son “aceptados” dentro de la comunidad cristiana.

Las mujeres, fueron discriminadas durante siglos por divinidades incomprendibles. Los enfermos fueron sacrificados bajo el precepto demoniaco de la posesión maligna, etcétera. El reconocimiento de los derechos de las poblaciones excluidas por sus diferencias de género y racial, no se hizo precisamente por pedido de algún miembro de alguna iglesia sino, por personas discriminadas que se cansaron de la invisibilidad de los Estados y alzaron sus voces llamado la atención de la humanidad. Cuando fueron reconocidos por leyes, ahí sí, las iglesias "adaptaron" sus discursos y fue como borrón y cuenta nueva    En síntesis; la iglesia y su poco entendimiento (ignorancia e incapacidad científica) fueron la madre de la discriminación de las diferencias entre la misma humanidad.

Niña de 11 años trabajando
en el norte de Cali
Regresando al objetivo de este escrito, vale la pena analizar los contextos con los que se encara el debate sobre la adopción en Colombia, hay quienes parafrasean con “¡Qué será de nuestros niños en manos de los gays y las lesbianas!”… ¿nuestros niños? ¿Acaso son nuestros niños, esos que están mendigando en los semáforos, son nuestros niños los indígenas que deambulan por las calles, son nuestros niños esos que mueren de hambre por insuficiencias del sistema que les niega sus derechos básicos, los que venden flores en la zona rosa, los que cuidan motos en los parqueaderos informales? Ahí, ya no son nuestros niños, son los niños de nadie, los niños que solo sirven para ser caballito de batalla doctrinal.

La mayoría de los discursos en contra del tema en debate, basan sus argumentos en lo moral, en el declive ético que abunda en nuestra sociedad, en lo inmoral que se ve una familia compuesta por una pareja del mismo sexo y demás. Son los mismos que consideran inmoral a quien piensa diferente, no necesariamente por su condición sexual. Para ellos, son inmorales quienes se tatúan, quienes consumen marihuana, quienes no van a una iglesia, quienes escuchan o gustan de música “rara”, etcétera. Cabe recordar, que en la década de los 90, los cristianos fundamentalistas en Colombia, así como católicos, daban por “satánico” a Michael Jackson; claro, como no entendían lo que cantaba, entonces decían: “alaba al diablo en sus canciones…” ya ven, ahora que entienden algo de inglés, ya no es satánico.

Tomada de Internet
Los padres de la moral; curas y pastores, consideran una completa aberración tal decisión de la Corte. dicen temer que los niños corran peligro en manos de una pareja del mismo sexo. ¡Qué coraje! Los burros también hablan de orejas cuando no se ven al espejo, la Iglesia Católica ha protegido durante décadas a pedófilos y agresores de menores, sus seminarios son lo más parecido a un club homosexual de alto prestigio; se reservan el derecho de admisión y se preparan para ser profesionales en llevar una doble vida. En Tuluá por ejemplo, un pastor de una reconocida iglesia, sostiene una relación con uno de los líderes de su congregación. El pastor es casado y tiene hijos ¿Dónde está lo que predica? ¿Es de puertas para afuera? ¿No hay pecado mientras siga siendo secreto?

Podría escribirse un libro de innumerables páginas intentando descubrir la falsa moral de una sociedad con fe y voluntad selectiva, esa sociedad que no vive ni deja vivir, esa que destruye a través del juicio a la diferencia. Por eso, es mejor concluir esta opinión así:

1.       Si lo que quería la Corte con la adopción de menores por parte de parejas del mismo sexo era adoptar tratados internacionales, para dejar a Colombia en estándares universales aceptables a nivel de países desarrollados, entonces ¿por qué no se adoptan tratados y modelos de sistemas educativos, de salud y de desarrollo social sostenible, realmente eficientes?

2.       No se puede seguir legislando ni debatiendo con la biblia bajo el brazo, o preceptos divinos cuando hoy, en pleno siglo XXI, la ciencia nos acerca la verdad desde la lógica y no desde las suposiciones del entendimiento.

3.    El debate debe estar al margen de la agresión y la violencia, si para defender su posición, usted tiene que recurrir a ello, quiere decir que está equivocado. El respeto a la diferencia en el debate acerca las partes a la convergencia.

4.    Pongámosle las ruedas al automóvil último modelo para que pueda ser útil, que el crucero navegue en la bahía  y que el pan se dé a quien pueda comerlo.

Lo aquí planteado, es solo la opinión de quien escribe este documento, no es la verdad absoluta y por supuesto, se respeta a quien piense diferente; piense.


Jefferson Gutiérrez Romero



lunes, 2 de noviembre de 2015

Elecciones en Tuluá, resultado; NO MÁS CHEPE

Palacio Municipal de Tuluá
Siete candidatos se disputaban el primer cargo de la ciudad, mi ciudad, con dos ingredientes fundamentales; el continuismo o el cambio. El primero, representado en la candidata zarzaleña Lina María Segura,  ficha clave del actual alcalde del corazón del Valle y por la cual se “botó” la casa por la ventana para su campaña. Con lo que no contaban, es que los tulueños estábamos cansados y con hastío de la actual administración y es que, José Germán Gómez (alcalde) se convirtió durante estos cuatro años en el peor mandatario que hayamos tenido en la villa de Céspedes. La peor crisis en materia de seguridad, movilidad, transporte público e inversión social se vivió bajo el mandato del mencionado personaje. Cabe recordar que su elección en 2011, se hizo a “pupitrazo suelto” violando toda norma de ética y legalidad electoral. Ahí, las consecuencias.

A la candidata Lina Segura, no solo la respaldaba el cuestionado alcalde, sino la reconocida y también cuestionada Dilian Francisca Toro (hoy gobernadora), las fiestas más “sonoras” jamás hechas en campañas electorales en Tuluá se  llevaron a cabo por y para  las dos mujeres. Esta campaña maquinó sus propias encuestas donde auguraban, que Tuluá la elegiría con más del 30% de los votos pero, el día de la quema, ella consiguió “quemarse” con solo el 17 %  en el tercer lugar de la contienda.

Con el primer ingrediente de continuismo, venía matriculado también el candidato por el partido liberal John Jairo Gómez, quien pese a asegurar que no tenía nada que ver con la actual administración, no pudo distanciarse de su jefe político y representó el plan “b” de Chepe y Toro. Como dice el adagio popular “con su nadadito de perro” consiguió el segundo lugar de las elecciones con el 25.66 %. Dijo representar a los ciudadanos de estratos bajos y medios, que sería el alcalde de “la carrilera para abajo” (Para los que no conocen, es la margen que separa a la Tuluá de las oportunidades y la Tuluá de las pocas oportunidades). Y sí, caló entre el electorado que le permitió ser la sorpresa de los comicios en la ciudad corazón.

Es de precisar, que en materia de capital político, John Jairo Gómez Aguirre acaudaló maquinarias alquiladas, es decir, grandes "politiqueros" de la región lo respaldaron y le sumaron al amplio porcentaje obtenido el pasado 25 de octubre. Jorge Homero Giraldo, Diego Tenorio Arzayús, los "Nule" de Tuluá (Deni Osorio y Llener Borja), el mismo Rafael Eduardo Palau, entre otros. Lo que significa; intereses adicionales, politiquería tradicional y no militancia. 

Gustavo Adolfo Vélez Román. Nuevo alcalde de Tuluá.
Foto tomada de facebook
El segundo ingrediente era el cambio, representado en Gustavo Adolfo Vélez Román por el partido MAIS, que en su tercer intento para ser alcalde de Tuluá, logro inclinar la balanza y arrebatar ocho años de corrupción y poder político patrocinado por Dilian Francisca Toro y cuyos resultados fueron la peor época administrativa, social y de seguridad en la historia de Tuluá. Se dice que Vélez era apoyado por Rafael Eduardo Palau, ex alcalde y actual representante a la cámara y “suso” enemigo político de hace cuatro años, esto opacó su campaña, así como el decir de su abandono a Tuluá luego de las elecciones de 2011 pero, ¿Quién no se va de la ciudad donde las elecciones ganadas en las urnas se las roban en la Registraduría?

En fin, con todo y todo, resultó ser el nuevo alcalde de los tulueños con el 34.51 % de los votos. Los tulueños esperamos que, tanta insistencia para ser alcalde de la ciudad tenga un propósito de bien común y se cumplan las propuestas que hagan de la ciudad corazón un mejor y más competitivo vividero.

Marco Arbelaez
Foto tomada de facebook
Hubo otros cuatro candidatos “interesados” en llegar al palacio municipal de la 25 con 25, unos cuyas aspiraciones se quedaron en intenciones porque, jamás encontraron forma a su campaña, la curva jamás ascendió y para unos, ni siquiera despegó del vértice. En esta lista también hubo una sorpresa, fue la del candidato Marco Arbeláez, convenientemente inscrito por la Unión Patriótica, quién logró “pescar” a casi nueve mil votantes en una ciudad donde pocos, muy pocos lo conocían. ¿Por qué el fenómeno? Porque logró cautivar eficientemente la opinión de quienes no quieren maquinarias, que no creen en la política pero que de cierta manera saben que deben votar y ayudar a inclinar la balanza. Despertó el “tulueñismo” entre los jóvenes del corazón del Valle y acaparó  militancia. Ningún candidato al concejo estaba con él, ni siquiera los de su propio partido, lo que lo hace todavía más ganador y dueño de su capital político.

Militancia, es esa palabra que representa el capital político ganado en un proceso electoral, sin duda alguna él, fue el único candidato que logró tal hazaña y  quedó inscrito en la mente de los electores que pese a no ganar el primer cargo de la ciudad, sí ganó reconocimiento  y el posicionamiento de su nombre para el futuro político suyo y de la ciudad.

También era candidato Martín hincapié, de Cambio Radical, un candidato que tímidamente despegó, pero su curva jamás ascendió. Fue la campaña de las grandes ideas, de los discursos elaborados pero al tiempo, de la poca ejecución, de las casualidades y, muchas veces de la improvisación… eso reflejó su compleja imagen política. Por un lado, una foto de baja calidad con un dedo acusador que quiso representar la seriedad y preocupación ante la grave situación de Tuluá o, al menos eso quisieron decir sus coequiperos cuando se refirieron a que la “risa” de los demás candidatos era hipócrita con la realidad tulueña; pero por otro lado, la cantidad de fotos de él “riéndose”, con su mejor cara, pudo deducir que la primera fue una absoluta casualidad que no jugó a favor. El resultado, 5.64 % del total de votos, no logró acomodar a ninguno de sus aspirantes al concejo; franca debilidad política cuando los 4.500 sufragios de él, hubieran podido endosarse en beneficio de los aspirantes  la corporación tulueña de su movimiento. Cabe resaltar que la derrota política contrasta con la efectiva y positiva vida pública del ex candidato tanto en Tuluá como en Chocó.
Plaza Cívica Boyacá



Carlos Saldarriaga del partido Verde y Miguel Ángel González del Polo no despegaron del vértice de opinión, el primero con gran experiencia pública pero con poco respaldo político y el segundo, se entretuvo en campaña, solo se entretuvo.


En Tuluá como en  gran parte del país, no ganó un partido político, ganó una causa de ciudad que representó el rechazo de los ciudadanos a la actual administración, ganó el NO al continuismo y a la voluntad política de José Germán Gómez, el alcalde que hace historia por ser el mandatario menos querido y el que más daño administrativo causó a Tuluá.