martes, 28 de febrero de 2012

Crónica de Altos Contrastes; Buenaventura Suburbio Social




Vista desde el Muelle Turístico
Buenaventura, la ciudad donde se aspira siempre la brisa pura, bello y puerto precioso es también la muestra más grande de la otra Colombia, de la Colombia sin Dios, sin ley, sin oportunidades y sin más esperanzas que las que el místico mar pacífico ofrezca a su cultura y por supuesto a las ganas de sobrevivir de una sociedad entera cansada de ver pasar el tiempo mientras su puerto se cae consumido por la miseria. La Colombia que se quedará sin entrar al majestuoso grupo de la APEC gracias a su incapacidad estatal y gubernamental de tener una ciudad “presentable” al mundo, en pocas palabras, su única gran ciudad sobre el pacífico es fea e indigna. Yendo más allá, y con el amor que le tengo a Cali me atrevo a decir que la sultana NO es ciudad a presentar como “ciudad del pacífico”, Cali es  una ciudad del interior, una cosa es que su cercanía con el puerto la haga competitiva sin poner en duda su desarrollo o sus fortalezas para ser abierta al mundo, y otra muy distinta es hacerla parte del litoral.  Decir que Cali será la ciudad a representar a Colombia en la APEC será igual que botar por la borda a los 380 mil bonaerenses y otros 300 mil que habitan a  lo largo del litoral. Algo para avergonzarse si se tiene en cuenta que el Peruano Víctor Traverso, director de la Corporación Andina para el Fomento CAF, asegura que Buenaventura es la única ciudad sobre el pacífico latinoamericano que no es apta para ser abierta al mundo; esto está publicado en páginas oficiales continentales. (Enlace 1)


Buenaventura, Un Resumen

Puerto de Buenaventura
Buenaventura se localizada en el extremo occidental del departamento del Valle del Cauca, fundada hacia 1540 en una pequeña isla llamada Cascajal y conectada al continente por el tradicional puente del Piñal, se estima que habitan cerca de 380 mil personas en ella, de las cuales el 90% es de raza negra. Actualmente su puerto no solo es el más importante sobre el pacífico colombiano sino el de mayor movimiento de carga en el país; moviliza el 60%  de las entradas y salidas de mercancías. Buenaventura es el municipio más extenso del Valle del Cauca incluyendo sus inmensas selvas, paradisíacas playas sobre su costa e islas (Malpelo y cayos), y por supuesto las miles de hectáreas protegidas por las más de 20 comunidades indígenas que habitan en sus preciadas tierras.  Con el acto legislativo Número 02 de 2007 se modificó el régimen político, fiscal y administrativo de esta ciudad y se convirtió en Distrito Especial, Portuario, Industrial, Biodiverso y Ecoturístico, con lo cual se pretendía mejorar los ingresos de la ciudad y con esto prever mejoras en su infraestructura vial y de desarrollo social. Su economía está ligada a la actividad portuaria la cual moviliza anualmente más de 1200 naves, se generan cerca de 2300 empleos en esta actividad y se espera que con los proyectos de crecimiento de la Sociedad Portuaria de Buenaventura se llegue a 9 mil empleos entre directos e indirecto. Otras actividades económicas dentro de esta ciudad costera está la pesca marítima y pesca en agua dulce, la explotación forestal en sus selvas y bosques húmedos, la actividad minera de explotación de carbón y oro, oro que corre como la brisa por sus afluentes. Y no puede faltar la actividad turística, esta última focalizada en poblaciones como Ladrilleros, Juanchaco, Piangüita, Magüipi y la Bocana; playas y aposentos para el descanso de gran valor a la vista y placer de quienes gustan del ecoturismo. Su muelle sirve como punto de partida desde el puerto a poblaciones costeras  e insulares en  Cauca, Nariño y Chocó y hacia mar adentro al reconocido accidente geográfico en el océano pacífico Malpelo la cual hace parte jurisdiccional del Distrito Especial de Buenaventura.   

Más Allá de la Brisa y el Mar.

Es un verdadero “AltoContraste” referirse a Buenaventura, una  realidad vista o contada por el mejor narrador podría titular así: “inmensamente rica;  inmensamente miserable”. ¿Absurdo verdad? Pero más que absurdo es un sinónimo de este bello puerto que debería ser hoy una de las principales ciudades de Colombia, una de las más desarrolladas y que sus habitantes tuvieran garantizados sus derechos básicos. Pero no, esta ciudad que paradójicamente está rodeada de agua salada y dulce no satisface el más mínimo derecho de sus ciudadanos: Agua potable. Así como lo leen, Buenaventura tiene un deficiente acueducto que surte de agua potable por pocas horas al día (2 o 3 horas) al 80% de la población, el otro 20% simplemente NO tiene agua a ninguna hora del día; eso sí, las facturas de acueducto y alcantarillado no dejan de llegar. En enero 25 de 2011, la Defensoría Regional del Pueblo  exigió al alcalde de turno Félix Ocoró,  el cumplimiento inmediato del Derecho al Agua a los habitantes del puerto, a la fecha,  la situación es la misma y, el alcalde Félix Ocoró, preso. Constantemente los habitantes del puerto marchan por las calles del puerto con la única gran intención que la administración distrital los escuche con respecto al tema del agua. (Ver Enlaces 2 y 3) Al término de esta crónica reporto que el único tubo que surte de agua a la ciudad está a punto de colapsar por erosión en el terreno que lo pende. (Ver Enlace 3) Se preguntarán al igual que yo, si en solo el comienzo ya vemos tremendo problema de orden social, ¿qué más tendremos que leer?

Asentamientos Subnormales
El 80% de la población vive en estratos 1 y 2, cerca de 15 mil personas viven en la extrema pobreza en asentamientos subnormales que superan los límites de lo indigno (ver imágenes) se pregunta uno mil y una vez ¿Estos son colombianos? Veo las noticias al presidente Juan Manuel Santos hablando de prosperidad y me pregunto ¿cuál será el significado de la palabra prosperidad para el presidente? O, leo en twitter a don Álvaro Uribe Vélez sobre sus “magníficos” 8 años de gobierno, miro a los barrios bajos y simplemente me respondo entonces, que, estas personas no son colombianas. Claro está y como lo dije en la crónica anterior sobre oposición, la culpa no es solo de los últimos dos mandatarios, ya que la realidad de Buenaventura como ciudad y como puerto trasciende a décadas de aislamiento social, y de una ausencia de estado en todo el sentido de la palabra. El 50% de las viviendas establecidas en el área continental del distrito  surgieron de forma ilegal, como asentamientos o invasiones que con el tiempo resultan incluyéndose dentro del POT y por ende, dando vía a la proliferación del caos urbano. Eso sin profundizar en el atraso en materia de infraestructura vial, la isla de Cascajal es un caos por donde quiera que se mire, los trancones se notan más que el mar y los semáforos son casi imaginarios. La vía férrea de acceso a la ciudad es obsoleta y todo un desafío a las normas de seguridad en transporte, según expertos en ferro vías como el señor José Fernando Casas, quien en su más de 10  viajes de Cali a Buenaventura en tren mide la inmensa distancia entre la precariedad y el desarrollo comparando incluso nuestras vías rieles y maquinas a las de países similares como Perú, Ecuador incluso Bolivia y nos llevan adelantos significativos en ello.

Guerra Sin Fin.

Barrios con Problemática Social
Buenaventura vive en vivo y en directo las escenas del terrorismo con el pleno patrocinio de sus actores principales; grupos armados de extrema derecha e izquierda que desdibujan una sociedad ya olvidada por el Estado, actos de terrorismo que desangran una raza negra cansada de la estirpe de abandono y de violencia con el que en el interior se refieren a ellos, simplemente por la abundancia de malas noticias provenientes de este lado del país, y sí, son muchos los capítulos en los que los bonavereneses son primera página, pero desde el lado del dolor, de la mísera tragedia que han vivido gracias a los intereses particulares y egoístas de quienes han hecho del contrabando, el narcotráfico y la minería ilegal una danza de dinero donde solo el director de la orquesta es quién se beneficia de esto, los demás reciben las migajas de los miles de  millones que el puerto genera en materia ilegal, y claro, los espera solo la zozobra de la muerte. Uno de los atentados más recordados por los isleños es el de aquel 24 de marzo de 2010 a las instalaciones de la fiscalía, 6 muertos y más de 40 heridos fue el saldo en aquel hecho, para los amigos del anterior presidente les quiero contar que entre 2002 y 2010 Buenaventura sufrió 19 atentados terroristas… ¿Seguridad democrática? Ahh! Verdad que no son colombianos y si no se habían enterado entonces es igual a decir que los medios de comunicación son cómplices del abandono.  Milicianos de las farc y bandas criminales se pelean a sangre y fuego el puerto de Buenaventura para la salida de embarcaciones cargadas con droga y la entrada de divisas de manera ilegal, la guerra no distingue entre hombres o mujeres, niños o viejos, negros o blancos, simplemente quien está en medio es quien sirve de escudo, estos mismo grupos terroristas son quienes conformaron las pandillas en la zona rural y en los barrio bajos como el Lleras, todo para facilitar el tránsito de sus ilegales cargas y masificar el consumo entre la población creciente ¿mercadeo? Seguro están sembrando los consumidores del mañana… 


Vista de la Bahía desde los barrios bajos
La situación va más allá de pandillas y tráfico de divisas y estupefacientes, la guerra genera desplazamiento interno, barrios completos desalojados a la fuerza y con el total silencio de las autoridades. ¿Incapacidad de actuar o complicidad? Los índices de violencia en la ciudad son tan alarmantes que en 2008 se llegó a 111 homicidios por cada 100 mil habitantes, la tasa más alta en Colombia la cual fue invisible para el estado mismo, y claro, para los medios de comunicación que fueron ciegos,  sordos y mudos frente al derramamiento de sangre que se vivía en el puerto, corrijo el “vivía” por un “se vive” porque pese a que el índice de homicidios ha bajado (73 por cada 100 mil habitantes) la situación no es menos preocupante. La violencia en poblaciones ajenas al puerto como el bajo Baudó en el Chocó y Timbiquí en Cauca, el bajo Calima en el Valle o simplemente todo el litoral pacífico tienen a Buenaventura con una población desplazada superior a las 63 mil personas según fuentes de la alcaldía distrital del puerto a diciembre de 2010, pero para  activistas de los derechos humanos, la población de desplazados podría superar los 70 mil.  Cabe aclarar que la mayoría de quienes llegan a Buenaventura en esta condición tienen como último destino Cali.

Las farc y bandas criminales han encontrado otra forma de explotar a la población, esta vez en la minería ilegal, generando un nuevo foco de enfrentamiento: la supervivencia, y es que los delincuentes se aseguran que quienes trabajen arriesgando sus vidas en las tórridas aguas del río Dagua fueran personas al límite de la pobreza, es decir, presos de la necesidad, al peor estilo de capataces y esclavos los trabajadores son llevados a 5 km de Buenaventura donde al final del jornal son desvestidos y obligados a limpiar hasta las uñas para evitar que el oro sea sacado de las estaciones de control, se supone que les pagarían según el peso del metal extraído, pero no, lo máximo que reciben son 30 mil pesos al día no importa si lo que explotaron con sus manos pueda valer en el mercado negro más de 500 mil pesos.  Más de 3 mil personas trabajaron desde 2009 en la cuenca del río Dagua en el corregimiento de Zaragoza, la lucha por el control de cada espacio, cada metro cuadrado era cruenta, al punto que entre ellos mismos se atacaban y sacrificaban sus vidas por defender lo que jamás ha sido ni será suyo. Por ahí dicen que la necesidad tiene cara de perro, y este caso en Buenaventura que no es el único en Colombia, demuestra que más que una frase, es una realidad de vida. Más de 200 retroexcavadoras destruyeron el santuario de flora y fauna que a su paso encontraron, el río Dagua quedó reducido a una cloaca, a un vertedero de aguas sin fuerzas para llegar su último lecho, el mar, el daño ecológico es incalculable y casi irreparable.  Una vez más, ni la fuerza pública, ni las administraciones distritales y departamentales, ni la Corporación Autónoma de Occidente CVC y ni el mismo gobierno nacional en ejercicio de sus labores actuó al respecto. Resulta  el mismo interrogante para los anteriores: ¿Incompetencia o complicidad?

La Otra Guerra:

Vista del Río Dagua
En materia de educación y  salud la situación es proporcional a la segregación social en materia de vivienda, agua y convivencia; es decir un suburbio en cada eslabón de esta comunidad. Recientemente el Ministerio de Educación Nacional  reveló una escandalosa denuncia  donde asegura que la calidad de la educación en Buenaventura es de las más malas del país, según medición del nivel y la calidad, pero lo escandaloso no es esto, sino los 40.598 estudiantes fantasmas, es decir, la secretaría de educación cobra al ministerio más de 54 mil millones de pesos  al presupuesto de esta cartera por concepto de cupos que NO existen, y no solo los cupos, además escuelas que no tienen un ladrillo ni un pupitre. Vaya descalabro, ahonda la problemática el saber que hay más de 35 mil niños sin acceso a su derecho a la educación (Ver Enlace 5) . Si hacemos un pequeño examen con respecto a estos datos podemos entender el por qué de la Buenaventura de hoy; muestra fehaciente de la importancia de la buena educación para una sociedad sana y como única fuente de paz y convivencia.  En el sector salud se estima que al menos 100 mil personas se encuentran por fuera de la cobertura al sistema de salud ya sea por el régimen subsidiado o por contributivo, la distancia entre la población vulnerable y los centros médicos acrecienta la falencia y se escuda en una práctica ancestral: la del curandero o brujo, mi fuente asegura que 2 de cada 5 personas recurren a estos sujetos antes  que a un médico o servicio de salud, incluso el nacimiento de bebés con la asistencia de “parteras” es alarmante 3 de cada 10 nacimientos son bajo esta rudimentaria práctica. La pregunta está en si es cuestión de cultura o si es por falta de recursos.
Barrios Bajos Sobre el Mar

Falsas Promesas; Implacable Corrupción

Por pura y simple casualidad los últimos dos alcaldes de Buenaventura están presos y a espera de ser condenados por enriquecimiento ilícito, celebración indebida de contratos, falsedad en documentos públicos y fraude procesal, los distinguido señores Saulo Quiñones y José Félix Ocoró este último capturado aun sin terminar su periodo en octubre de 2011 son junto al también destituido Juan Carlos Abadía los causantes del caos social que vive Buenaventura en los últimos 10 años, los tres de muy buenos afectos de un reconocido ex presidente de Colombia, convirtieron al puerto en un campo de batalla y en depredadores de su propia supervivencia, con anuncios de inversiones millonarias para el desarrollo del distrito que se quedaron en falsas promesas. Cabe resaltar que los problemas enunciados al inicio como el del agua potable, los asentamientos subnormales y el de educación son obra y gracia de lo que mejor saben hacer estos personajes: corrupción. (Ver Enlace 6 y 7)  Aun recuerdo al ex gobernador Abadía anunciando en rueda de prensa desde el puerto en enero de 2008: “Buenaventura tendrá transporte masivo”  una noticia grande y que claro fue muy bien recibida dadas las condiciones del transporte actual; 60% del transporte urbano es informal mototaxismo y vehículos “piratas” desplazan el uso de las busetas urbanas y el de los taxis colectivos.  Y bien, resulta chistoso leer ahora que la página de la gobernación titulaba “el liderazgo del gobernador…. (Ver enlace 8)” Cuatro años después no hay estudios y claro, no hay una sola piedra puesta.  Igual sucedió con lo que sería del majestuoso estadio para el puerto que hasta 2010 tuvo equipo profesional de fútbol en el Torneo Postobón,  se anunció con bombos y platillos la gran inversión que a la luz de la sociedad era más que una noticia, una obra esperada, son muchos los hombres que han salido de estas tierras a fortalecer las nóminas del fútbol colombiano y que paradójicamente no cuentan con escenario digno para su práctica. Y bien, también fue solo proyecto y el cupo que tenía le Pacifico FC fue vendido. Otra obra de la cual no se puso jamás una piedra fue el dichoso Malecón de Buenaventura, una gran apuesta a corredores ecológicos con muelles y senderos peatonales y ciclorutas, proyecto complejo al que se pagaron millonarios estudios y en los que jamás se supo de presupuesto, ni área total a intervenir (Ver Enlace 9) . Grandes ideas que ya no generan expectativas a una ciudad sin más esperanzas que las que ellos mismos puedan generar para vivir. Para terminar, el mismo gobierno nacional ha sido fuente de “lámparas de los deseos”, disponiendo tres documentos CONPES para el puerto así:
Promesa de Estadio

CONPES 3410 - política de Estado para mejorar las condiciones de vida de la población de Buenaventura.
CONPES 3422 - Importancia estratégica del sistema doble calzada corredor vial Buga – Buenaventura.
CONPES 3476 - Importancia estratégica de los macro proyectos de vivienda de interés social en Cali y Buenaventura.

Ninguno de estos se ha ejecutado a cabal, y en cambio se asevera la corrupción en estos, por ejemplo el CONPES 3244  que garantizaría la ejecución de la doble calzada Buenaventura – Buga en las intenciones de los gobiernos de conectar al puerto con Bogotá, reporta un detrimento patrimonial de casi 200 mil millones de pesos, claro está que los vallecaucanos presumimos que la cifra sería mucho más grande dado que las obras presentan un atraso de 2 años!!! No sobra decir que los últimos dos alcaldes de Buenaventura ya mencionados al igual que los dos últimos gobernadores elegidos por voto popular son cuotas políticas del polémico ex congresista Juan Carlos Martínez, preso por parapolítica y que además de estar destituidos enfrentan hoy, procesos fiscales y penales.

¿Dónde están la Procuraduría y la Contraloría General del la Nación? ¿Por qué se permite que una región permanezca rezagada y sin auxilio estatal? En crónicas anteriores menciono el olvido hacia el departamento del Chocó, yo mismo argumento que no se encuentra en la línea de desarrollo general del país, pero,  entonces si Buenaventura hace parte del “próspero” Valle del Cauca, si es tan importante para el crecimiento económico de Colombia gracias al puerto, ¿por qué vive en el anonimato? ¿Por qué los medios de comunicación son cómplices de la responsabilidad  de todos los organismos del Estado en la crítica situación de orden social en una ciudad como Buenaventura? ¿Hay razón alguna para creer que algún ex presidente llámese como se llame, y de indeterminado periodo considere que su gobierno fue bueno?  

Comparando las imágenes a continuación y dado el texto anterior cabe dar respuesta al interrogante del inicio de la crónica: ¿Es Buenaventura una ciudad apta para ser presentada al mundo, como ciudad del pacífico colombiano?


La imagen de esta línea es una panorámica de Lima,  capital de Perú  y principal puerto sobre el pacífico, su desarrollo urbano es de grandes proporciones incluso supera a Bogotá en neurálgicos temas como el transporte urbano.



Esta imagen es una panorámica de Guayaquil Ecuador, ciudad de gran desarrollo y principal puerto sobre el pacífico ecuatoriano.


Panorámica de Trujillo, Perú, puerto alterno sobre el pacífico inca con magna explotación turística.







Valpariso Chile, principal ciudad sobre el pacífico austral, el principal puerto sobre el pacífico de este país se localiza en la ciudad de San Antonio.





Por desgracia esta es la única imagen que se replica de mil maneras sobre el único punto de desarrollo en infraestructura sobre nuestra principal ciudad en el pacífico. Buenaventura.








Debo dejar claro que esto es solo un paso rápido por la realidad de esta ciudad, una réplica de lo que vive todo el pacífico colombiano y que por supuesto nos deja la razón o la duda sobre la importancia de la educación en una ciudad o región;  mínimas muestras, máximos hechos.

Jeff
  

Enlace 1 
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Enlace 6
Enlace 7
Enlace 8
Enlace 9

martes, 21 de febrero de 2012

Oposición: Carrusel de Intereses Particulares


¿Ejercer control? ¿Representar intereses del pueblo? O, ¿Crítica destructiva? ¿Disfrazar la democracia en sus intereses ideológicos? ¿A qué se parece el significado de oposición en Colombia?
 
Hacer oposición se ha convertido en Colombia en sinónimo de venganza política, de radicalismos mediáticos de izquierda y derecha con un solo propósito: El poder. Atropellan el principio fundamental de un gobierno; El de garantizar el derecho a la vida digna de los ciudadanos que hacen parte del estado o de su jurisdicción. (Distrito o municipio) supondríamos que quienes están del otro lado del gobierno, deberán impedir que el ejecutivo y el legislativo pretendan acciones que vayan en contra vía de la equidad social, de la masificación de los derechos fundamentales. Y como bien sabemos ni el estado colombiano ha sido responsable durante décadas de sus responsabilidades  y la oposición se olvidó del concepto de democracia; resultado, una mal llamada brecha social con cara de “precipicio social” porque la distancia es muy grande  entre quienes gozan de comodidades y los que no tienen ni agua potable.

No hay oportunidad de llegar a  defender uno u otro bando, derecha o izquierda en Colombia han dado muestra de su incapacidad de cumplir su objeto en la sociedad, sus intereses ideológicos han llevado  al desangre de  una nación sin conciencia ni memoria, FARC, ELN, AUC y BACRIM   son muestra del radicalismo solo  separados por colores e ideologías pero unidos por la sed del poder, de estar encima del otro, de mandar.

Vivimos en una utopía de democracia vendida por algunos medios de comunicación, seguramente con intenciones de una favorable imagen de los gobiernos de turno y un mercadeo a medias de lo que busca ofrecer la cara amable, de rescatar lo valioso de un país, donde quienes no hacen parte de la coalición  son considerados enemigos, piedras en el zapato, llevados  a la palestra de los medios y que sean juzgados por razones aparentes de rebeldía y de inconformidad generalizada sin oportunidad de defensa.

Tomada de www.inflacion.com.co
Vimos en Colombia como el Polo Democrático hizo firme y franca oposición al gobierno del ex presidente Álvaro Uribe Vélez argumentando razones de respeto a la Constitución de 1991, apostaron a una dignidad política que incluso de parte de personas del oficialismo lograron su admiración. Desde 2004, este partido logró la aprobación de la ciudadanía bogotana y fue junto a Luís Eduardo Garzón cuando tuvieron la gran y primera oportunidad de gobernar en el segundo cargo más importante de Colombia y demostrar que desde allí no cometerían los errores y faltas que tanto ellos  criticaban y que además dejaba de ser crítica para volverse un acto de desacreditación del gobierno de turno sin oportunidad a la enmienda ni a la contra propuesta cuyo único fin debía ser el beneficio de los colombianos. Quizás de la administración de Garzón no haya mucho que decir, opino que en lo social hubo suficiente aporte pero en materia de infraestructura la ciudad se detuvo.  Hubo una segunda confianza del pueblo, ustedes ya conocen la historia de la catástrofe administrativa, política y de orden público (seguridad y movilidad) a la que el principal opositor del gobierno de turno llevó a la capital del país esta vez en cabeza de Samuel Moreno. No lapido al Polo Democrático por los actos cometidos por este personaje y otros miembros de su partido, lo hago por su falta de control político en la situación y a  la acérrima defensa emprendida por este movimiento con respecto a la escandalosa situación, lo sorprendente del caso es que el partido oficialista del gobierno Uribe, el de la U, hacía parte de la coalición de la administración de Samuel Moreno, no me opongo a que se hagan coaliciones de partidos con ideologías diferentes, pero sí a que esta se hiciese con un único fin: el de direccionar las arcas del distrito a sus beneficios particulares, el erario público se vio seriamente comprometido gracias a esta nefasta unión política. ¿Dónde quedó la oposición? ¿Tuvo precio la imponderable actividad de ejercer control político?

Tanto derecha como izquierda han tenido oportunidad de estar en ambas posiciones de gobierno, la primera como jefe del ejecutivo  y  la segunda en el palacio del Lievano desde hace 8 años. De parte y parte en su calidad de generar oposición no se ha logrado frenar el interés partidista de quienes están en el poder, es claro que la coalición desde el ejecutivo y el legislativo hacen una inmensa mayoría en la que la oposición parece aguja en un pajar, así que es poco lo que de buenas intenciones podría hacerse. Claro está rescatando personajes que arriesgaron su pellejo denunciando las infamias cometidas por el anterior gobierno y que  en mi humilde opinión creo que toda el agua sucia no se puede dejar en  el periodo 2002 – 2010, podría citar a los ex presidentes Andrés Pastrana, Ernesto Samper, César Gaviria y otros,  y declararlos culpables de la hecatombe social que vive Colombia, de “retirar” su puñado de arena que agrandó el abismo que separa a los ciudadanos de sus derechos básicos, solo es dar una vuelta y mirar la realidad en la educación, en la salud, en seguridad, en las condiciones indignas en que viven tantos colombianos, seguramente no habría razón moral ni ética para tirarle piedras a ningún sucesor.




Mientras haya intereses particulares en medio de los sociales, mientras la mala costumbre de enriquecerse a costa del erario público sea una prioridad de quienes son elegidos por el pueblo subyugado, y que a su vez estos elijan a sus “veedores” y entes de control como contralores, seguiremos viendo locomotoras varadas, una prosperidad exclusiva para unos afortunados y una seguridad democrática condicionada.  Quiero dejar claro que lo escrito es totalmente una columna de opinión, quien no esté de acuerdo podrá participarlo en franca tolerancia.

Para terminar, quiero mencionar  uno de mis contactos de twitter quien hizo este valioso aporte “Siempre será mejor y más fácil criticar, lo difícil es pasar a una crítica pro-positiva” por @Juribun


Jeff

lunes, 13 de febrero de 2012

Crónica de Asuntos Informales: Mototaxismo


Biblioteca Pública Municipal
Esta crónica revela una radiografía de un problema que se ha tejido durante años en ciudades intermedias colombianas; el Mototaxismo  o como lo llamamos en el Valle del Cauca: “Los Motoratones”, actividad de transporte informal en el que se movilizan pasajeros en motocicletas de un lugar a otro. Una muestra de la descomposición urbana que se hace realidad en ciudades como Tuluá, Palmira, Buenaventura y Buga en el Valle del Cauca y según información de medios locales esta actividad se extiende a casi el 80% del territorio nacional.

Como en todo acto de informalidad y que por ende se traduce en ilegalidad;  existen causas de fondo que trascienden de la libertad de actuar por fuera de la ley y es la ausencia e incompetencia del Estado representado en los entes territoriales  para satisfacer los derechos de sus ciudadanos, que en este caso se traduce en el incumplimiento al Derecho al Transporte Público Digno consignado en la ley 105 de 1993 capítulo II artículo 03 que textualmente dice así: “Principios del transporte público. El transporte público es una industria encaminada a garantizar la movilización de personas o cosas por medio de vehículos apropiados a cada una de las infraestructuras del sector, en condiciones de libertad de acceso, calidad y seguridad de los usuarios sujeto a una contraprestación económica y se regirá por los siguientes principios……(Ver enlace 1)” Entre otras cosas mencionadas en la ley hago referencia a esta: “La operación del transporte público en Colombia es un servicio público bajo la regulación del Estado, quien ejercerá el control y la vigilancia necesarios para su adecuada prestación en condiciones de calidad, oportunidad y seguridad” Y bien, luego de dejar claro que el Estado ejercerá control y vigilancia al transporte público; he aquí la razón de esta crónica.

Caso Preciso:

Tuluá, Valle del Cauca ciudad intermedia con 200 mil habitantes fijos y una población flotante de más de 300 mil. Estudios locales han revelado que hay una  motocicleta por cada familia; es decir que circulan por las calles y avenidas de esta ciudad cerca de 60 mil motocicletas. Según censos realizados por candidatos a la alcaldía en las pasadas elecciones, en esta ciudad hay cerca de 2800 mototaxistas,  la cifra aumenta a diario y  según cálculos de personas que se dedican a esta actividad serían cerca de 4 mil moto-ratones los que a diario circulan en Tuluá.. ¿Alarmante no? No es solo la cantidad de personas dedicadas a ello, sino el desorden vial que esto genera, congestión vehicular en un círculo vicioso que solo la ilegalidad cierra en sí misma: más Ilegalidad.

La razón:

Paradero de Motocicletas Cr 27 Cl 27 esquina
Tuluá cuenta hoy con 2 empresas de transporte público colectivo: Transportes Tobar LTDA y Transportes Salónica SA, hace 10 años entre las dos ajustaban una flota de buses y busetas cercana a los 200 vehículos, hoy, el parque automotor de estas compañías no llega a 50; la primera con 7 rutas y la segunda con 6, lo interesante es que ambas utilizan los mismo corredores viales, es una competencia a la que muchos llaman  la “guerra del centavo” lo que se traduce en un mal servicio a la comunidad, entendiendo que su único objeto es el económico. Lo que jamás entendieron los empresarios del transporte y la secretaría de tránsito y movilidad de Tuluá es que se puede ser eficiente en calidad y servicio y al mismo tiempo ser rentable.  La ciudad hoy tiene la misma cobertura de transporte público colectivo de hace 20 años, Tuluá ha extendido su área urbana considerablemente desde entonces,   especialmente hacia el noroccidente  donde en la actualidad viven cerca de 100 mil personas en su mayoría de escasos recursos y donde se concentra la población vulnerable, en esta zona viven los obreros de los ingenios azucareros del centro del Valle. Sectores como el norte de la ciudad no tienen acceso al área hospitalaria a través del servicio colectivo sin abordar menos de dos rutas, lo grave del asunto y muestra fehaciente del desdén de las autoridades competentes está en que la zona hospitalaria fue demarcada hace más de quince años, el hospital departamental lleva casi cuarenta años en esta área y los barrios excluidos tienen más de 60 años de fundación. ¿Curioso no?   

Buseta de la empresa Transportes Tobar Ltda
No había mencionado que de los  50 vehículos con que cuenta el parque automotor de Transportes Tobar y Transportes Salónica el 90% no cumplen con los requerimientos para el transporte público colectivo de pasajeros (ver imagen) su capacidad no supera los 15 personas en promedio (hay carros con diez asientos) su altura al interior no sobrepasa los 150 cm   y excluyen en su totalidad la población de primera atención: Mujeres embarazadas, mujeres con niños en brazos, ancianos o discapacitados, la frecuencia de circulación oscila entre 25 y 30 minutos cada ruta y su velocidad de desplazamiento no supera los 40 km/h,  dadas las precarias condiciones de los vehículos; en horas pico es imposible movilizar a cerca de 30 mil personas que a diario requieren del  transporte público colectivo.  Entonces, si los ciudadanos tenían la necesidad de transportarse y en las posibilidades “formales” no podían hacerlo, debían recurrir a posibilidades como los llamados “taxis colectivos” (taxi que realiza una ruta determinada a precio de bus) o pedirles el favor a conocidos con motocicletas para que a cambio del favor;  se les “reconoce” en efectivo para el combustible. Y fue así como aparecieron los primeros Motoratones hacia el año 2003, cerca de 30 personas entre hombres y mujeres se dedicaban al mal llamado negocio de transportar personas de un lugar a otro de la ciudad por mil pesos siempre y cuando fuera hacia el centro, y de acuerdo a la distancia podrían cobrar hasta 2 mil pesos, todo era favorable a ellos incluyendo el clima de esta ciudad en la que casi no llovía, así que no había problema (por ahora) para abordar una moto que lleva a sus  usuarios en 15 minutos de puerta a puerta y no una buseta que se tarda 30 minutos en condiciones indignas.

Algo similar sucede con los taxis, hace diez años habían cinco empresas que agrupaban ese gremio, hoy solo quedan tres y entre esas suman 720 carros al servicio urbano, la carrera mínima cuesta 3 mil pesos con una ventaja para los usuarios con respecto a características del municipio como que el sector comercial denominado “centro” es realmente el centro geográfico urbano de la ciudad, así que en promedio a un tulueño no le cuesta más de 4 mil pesos una carrera desde casi cualquier sector hacia el centro, los extremos cardinales pueden hacer una carrera costosa, desde el sur de la ciudad al aeropuerto o Nariño puede costar casi 6 mil pesos o desde el aeropuerto a la salida norte o el barrio agua clara podría exceder  esa tarifa; un motoratón lo haría por solo 2 mil pesos.

Los del negocio:

Exterior de la catedra de San Barolomé; Parqueo de Mototaxis
Mientras los conductores de busetas y taxis, empresarios del gremio formal de transportadores presionan al alcalde de turno para que “acabe con el problema” dada la reducción astronómica (70%) en el uso del servicio urbano, los motoratones crecen alarmantemente al punto que existen hoy cooperativas para su agremiación incluso “empresarios de las motos” los cuales son dueños de hasta 20 motocicletas y rentan a hombres o mujeres su vehículo por la módica suma diaria de 10 mil pesos, se dice por las calles de la ciudad que dueños de buses y busetas incluso taxis han vendido sus carros para comprar motocicletas y participar así del rentable negocio que según experiencias de un entrevistado (lea Caso Particular) el producido promedio de un día de trabajo está en 35 mil pesos, si la moto es rentada sus ingresos estarán por debajo del salario mínimo, claro deduciendo también el combustible que a diario puede estar en los 8 mil pesos. En la actualidad se conoce que de los 2800 mototaxistas que se presume hay en Tuluá unos doscientos no son de esta ciudad y vienen a diario desde municipios cercanos como Andalucía, Bugalagrande, Riofío, Trujillo y San Pedro.

Los problemas:

Desde epidemias de piojos e infecciones en el cuero cabelludo por el uso de cascos “públicos” hasta incremento alarmante de la accidentalidad causado por la cantidad de motocicletas en las calles y avenidas de Tuluá, esto sumado a la ignorancia de muchos que se hacen conductores de estos vehículos sin siquiera conocer la más mínima norma de tránsito, son "la muerte ambulante" cuando lo hacen con exceso de velocidad, violando el sentido de las vías, transitando sobre aceras, cruzando semáforos en rojo entre otras  han sido algunos de los puntos de quiebre de esta actividad que aunque informal, se torna como un generador de sustento para casi 3 mil familias, pero también foco de delincuentes que hacen de las buenas intenciones un degradado acto que lleva a la depreciación de la imagen de los motoratones, algunos personajes mal llamados gente, se camuflan entre casco y motocicleta y abordan a sus víctimas con el pretexto del transporte; desviándose de su ruta y llevando a sus pasajeros a las “ollas” de la ciudad donde son despojadas de sus pertenencias. Otras comunes situaciones son las de los accidentes de tránsito donde los mototaxistas abandonan a sus pasajeros a la suerte del entorno, según ellos  si las autoridades descubren su actividad laboral tendrían que detener su única fuente de sustento. Dada la mencionada reducción del servicio de transporte público  colectivo formal y en consecuencia de su demanda, la alcaldía de Tuluá en cabeza del ex alcalde Rafael Eduardo Palau, decidieron reducir a través de subsidios a las empresas de busetas el costo del pasaje para el usuario, pasando de mil pesos a 500 pesos!!! Según ellos porque la competencia de precio haría que el mototaxismo redujera su participación en el negocio. Pero no, no sucedió pese a que se abarató el transporte formal, ya que la causa del transporte en moto jamás fue el precio sino la poca cobertura, el mal estado de los vehículos y las frecuencias de más de 25 minutos por ruta; así que los motoratones siguieron vivos y fortalecidos.  Luego de ello se expidieron decretos municipales como el 0054 del 29 de enero de 2010 que restringían el uso de motocicletas con parrillero hombre supuestamente para contribuir a la disminución de la tasa de homicidios y a la vez frenar el mototaxismo pero una vez más solo fue una encarnizada persecución contra quienes portaran mangas protectoras en sus brazos y casco adicional. Lo que no entendía el alcalde de entonces es que esas personas no estaban en ese negocio de riesgos por su puro deseo de ser informales, sino por una necesidad de sobrevivir y lo más trascendental; supliendo las necesidades de transporte de una ciudad víctima de mandatarios incapaces de hacer cumplir la ley para el único beneficio de la comunidad.

Caso Particular:

Mototaxista con pasajero
María Ester, es una de las 2800 personas que  a diario circulan en su motocicleta por las calles y avenidas de Tuluá en su moto roja  marca “gato” pero que es su única fuente de sustento, se convirtió en motoratona presionada por la necesidad de subsistir,  de levantarse un día y ver que sus tres hijos no tenían nada que comer, su esposo sufrió un accidente que lo dejó incapacitado de por vida y no pudo seguir su trabajo de construcción con el cual sobrevivieron desde hace catorce años tiempo que lleva de casada. María Ester no sabía conducir moto pero la necesidad la llevó a superar sus miedos, pensar en sus hijos y por su puesto en su incapacitado esposo que por años fue quien mantuvo a la familia, ahora, sería ella quien tomaría las riendas y se pondría las botas como instinto de madre y cabeza de hogar a la fuerza. Su hermana María Stella fue quien la impulsó a esta labor, le enseñó a conducir su moto, le prestó dinero para la licencia y dejó que usara su propia moto. Recuerda ella que fue un lunes, no recuerda la fecha exacta pero sabe que era febrero,  fue hace dos años cuando se aventó a la calle con el tradicional solazo de Tuluá, parqueó su moto a puertas de la catedral y solo pudo escuchar a sus colegas murmurar algo como esto: “uno más que se suma a las motos, seguramente estaba aguantando hambre…” solo pudo pensar que era cierto, que solo una gran necesidad la llevó a ponerse el casco y hacer parte de la informalidad, perseguida como ilegal; pero que sin duda es digno porque no le hace mal a nadie. María Ester recuerda que ese lunes hizo seis “carreritas” que eran 6 mil pesos, sus primeros 6 mil pesos con los que en adelante se sostendrían ella y su familia, no olvida que al día siguiente el conductor de una buseta de servicio urbano, mentó su madre y quiso “echarle el carro encima” todo porque abordó un pasajero en un paradero de buses… ¿triste verdad? O que tal las veces que ha sido manoseada por pasajeros inescrupulosos que le ofrecen dinero para un “servicio adicional” dice María que son muchas las cosas que le ha tocado ver, escuchar y vivir.  A esta mujer le quedan en el bolsillo hasta 30 mil pesos diarios, de los cuales debe gastar en combustible cerca de 10 mil pesos dependiendo que tanto haya “volteado”, dice que hay días en que solo hace para la gasolina como hay otros en los que el trabajo es tanto que le quedan libres hasta 35 mil pesos, sale a trabajar a las 07:30  y a las 18:00 ya está buscando el regreso a casa porque debe atender a los niños. En diciembre pudo comprarle la moto a su hermana ya tiene el cuello y brazos rojos, con manchas de tanto sol recibido, su cara la protege muy bien con un casco grande y a diario se pregunta qué será de ella y su familia  cuando no les permitan trabajar más, quisiera tener otra opción de trabajo, porque es consciente del riesgo que a diario asume con su labor, sabe que al salir de su casa, nada le garantiza que volverá a salvo.

En tiempos de elecciones algunos candidatos a alcaldías o corporaciones públicas prometen “legalizar” el mototaxismo como medio de transporte formal, a sabiendas que este tipo de actos no está bajo su jurisdicción y mucho menos la de flexibilizar a las autoridades con respecto a su control, esto es tarea del Ministerio de Transporte y del Congreso de la República.  Como ciudadano creo que no es conveniente formalizar este tipo de actividades, se debe hacer cumplir la ley 105 de 1993; no se debe inventar otra, con esta basta para dar a los ciudadanos un servicio transporte  público seguro, eficiente y digno, fortalecer el transporte formal es igual a generar fuentes de empleo legales y permitiría un equilibrio social ante tan inmensa problemática. Habrá que preguntar al DANE si esta actividad ya fue formalizada como empleo, dudo que vamos bajo un dígito en cifras de cesantes cuando la situación es tal. 

Jeff

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