viernes, 13 de enero de 2012

Crónica De Inocentes Condenados


Sin salirme mucho del hilo de mis crónicas Locura Colectiva I y II donde manifiesto mi preocupación por el crítico estado de la Salud Mental en Colombia, hoy quiero hablarles de los Inocentes Condenados; niños sentenciados a muerte por los actos irracionales de los adultos.

Desgraciadamente se volvió común ver noticias que reflejan el drama de ser menor en Colombia, un sinónimo de vulnerabilidad y de ausencia de autoridad que desencadena en cruentos episodios que desfavorecen a una nación supuestamente llamada a la protección de sus nacientes generaciones y que se dice en “transición” hacia el desarrollo.

Balas disparadas con destino incierto procedentes de manos criminales y sin inocencia alguna, se posan sobre el delicado y débil cuerpo de criaturas que jamás en su vida han contemplado su desaparición, que en cambio tienen miles de sueños esperando ser cumplidos pero son interrumpidos por un proyectil que de no cegarlos para siempre, les deja la cicatriz  imborrable de una escena jamás actuada pero que por cosas del destino o del mismo demonio  que parece tuviera el dirección  de tan macabra obra.

Víctimas de venganzas que se suponen pasionales, digo se suponen porque no entiendo qué clase de pasión puede llevar a cometer tan atroz acto de barbarie en la que un inocente resulta ser víctima fatal, o no solo de “pasionales eventos” también por ajustar cuentas pendientes con enemigos no muy íntimos, deudas y hasta llamados de atención. ¿Qué tal los padres (me refiero a papás y mamás) qué envenenan a sus hijos en la angustia de acosos económicos o estados depresivo? ¿Qué culpa tienen los pequeños de ello? ¿Nada verdad? No sobra recordar los abusados sexualmente, los que han perdido su virtud a la fuerza y sin consentimiento de su naturaleza aun no apta para ello y que sin mediar al más mínimo deseo carnal son llevados a tal flagelo, al infierno en carne propia y con los ojos abiertos sin la posibilidad de despertar de una pesadilla jamás olvidada y que en el peor de los casos los lleva al ocaso de sus vidas; quizás lo más preocupante del asunto es que ahora le salió “conejo” y hasta “mico” a la ley de infancia y adolescencia en Colombia, a través de Tutelas acusados por estos actos podrán salir de la cárcel sin cumplir su condena. Definitivamente un acto que sentencia a los inocentes. (Ver Enlace 1)

Cómo olvidar el caso del niño Luis Santiago de Chía, aun recuerdo ese 30 de septiembre cuando estaba sentado en la plazoleta de comidas del Éxito de la Flora en Cali, almorzaba,  cuando una última hora le informaba a Colombia que el pequeño fue hallado muerto, las imágenes no necesitaban voces para transmitir tal atrocidad que al poco tiempo resultó ser un maquiavélico acto cometido por su padre… ¿Padre? ¿A caso puede un padre hacer tal cosa a sus hijos? Bueno,  parece que la humanidad abrió un espacio para ello. Recordar ese episodio me estremece y estoy seguro que a todos, ese bebé era un ángel, solo inspiraba ganas de amarlo y cumplir todos sus deseos. (Ver Enlace 2)

Hoy las noticias no son mejores, un pequeño de tan solo 18 meses de edad, Jean Pierre Garzón fue asesinado por un  demente en estado de alicoramiento que aseguró vio un demonio en el pequeño y lo emprendió a golpes hasta dejarlo inconsciente, el bebé murió y el país vuelve a consternarse por un suceso tan reprochable, tan ilógico, tan abominable y que no cabe en la cabeza de nadie como los un niño pueda merecer tan vana suerte. Alguna vez escuché algo que nunca olvido “Nadie es tan  joven como para no morir, ni tan viejo como para no vivir más…” una sensata frase pero que sin duda no aplica para actos demenciales sino para el curso natural de la vida, para la voluntad de Dios o para quienes no creen, pueden dejárselo al destino, pero jamás en las manos de hombres o mujeres que creen tener autoridad sobre lo más sagrado,  la vida,   más cuando se trata de un inocente que sin oposición a su destino ve llegar su final, sin opción de defensa, solo una sonrisa y una inalcanzable búsqueda de felicidad que seguramente no está lejos, solo que nacen en el lugar equivocado.  (Ver Enlace 3)

Ejemplos de esto encontramos a diario en los medios nacionales, no quiero decir que solo pase en Colombia, de hecho lamentablemente suceden casos similares en buena parte del continente y quizás en el mundo (Ver Enlaces 4, 5 y 6). ¿Será que en algo tienen la culpa los menores caídos en franca inocencia? ¿Acaso no es culpa plena de un sistema que ha permitido y concebido al hombre un aplastante desafío a las leyes y a la dignidad humana?

Los que mueren por negligencia médica, sometidos al paseo de la muerte o simplemente dejados a la suerte de un “samaritano médico” que se acuerde de su juramento al  graduarse, los abandonados por sus madres en la calle, dejados a la intemperie que ni siquiera un animal merece, los traficados, los que recluta la guerrilla o los paras o simplemente los violentos, los que tienen armas en sus manos, los que son secuestrados aun desde el vientre de su madre, los que nacen en cautiverio,  los que ni si quiera nacen….  

 Y  bueno, no siendo más, no porque no haya más ejemplos sino porque es hora de terminar, me despido no sin antes agradecer a mi amigo santandereano Cristian Gelves por sugerirme escribir sobre tan sentido tema.

Jeff






10 comentarios:

  1. Excelente artículo de una cruda realidad, que muestra que vivímos en una sociedad completamente enferma.

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  3. Excelente reflexión, me lleva a pensar en las instituciones del país que atienden al menor, tales como el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar ICBF, si bien hacen un importante papel, este en ocasiones dista de lo que es la defensa del menor, pues se mide la calidad del servicio según la cantidad de atenciones más no la intensidad y calidad del servicio, así por ejemplo instituciones operadoras del ICBF con cupo para 50 niñ@s tienen un sólo psicólogo, un pedagogo, una trabajadora social para atender a dicha población, se podrá dar calidad en un servicio al estilo EPS 15 minutos con cada persona que tiene una realidad compleja y que en cada semana la dinámica de la misma va trayendo nuevas situaciones difíciles para tratar en un consultorio o en un grupo terapéutico. Dicho de esta manera, las mismas instituciones de de defensa del menos se convierten en solo manoseadoras de su realidad, ofreciendo a lo mejor soluciones que la comunidad no necesita.

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  4. Agradezco a todos por sus comentarios.

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  5. Que buena crónica es una triste realidad los niños nuestro país son los mas afectados y los mas vulnerables por la violencia y por las injusticias de un gobierno que no ve mas allá de sus narices! Por eso estamos como estamos por tener leyes que no se cumple a cabalidad y por invertir en cosas estúpidas e innecesarias dejando a un lado cosas prioritarias como la salud y la educación. Si no empezamos nosotros mismo por defender a quienes no lo pueden hacer quien lo va hacer?
    Excelente reflexión si que lo pone a uno a pensar!

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  6. Es una lamentable paradoja, este año se redujeron los incidentes con polvora en la poblacion infantil por el control de las autoridades. Sin embargo las celebraciones que no se pudieron hacer con la famosa polvora, fue remplazada por balas en el aire e incidentes de robos, atracos, peleas de pandillas, etc. cuyas balas han tenido el mas vulnerable de los destinos: la poblacion infantil, como dice Patricia Pardo: "toda bala es perdida"

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  7. Excelente nota. Un país que permite que le pasen cosas como esas a sus niños jamás será un país grande, respetable y respetado.

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  8. Muy buena Reflexión a tan triste realidad. Ojala algún dia seamos más concientes de las cosas y aprendamos a respetar la vida.

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  9. Excelente reflexión de una realidad que lastima la integridad de seres inocentes. Lo indignante es que muchas veces, por no decir en la mayor parte de los casos, estas situaciones generan luto en los Colombianos sólo por un tiempo limitado, a veces sólo podría considerarse como manifestación masiva ante un acto reprochado por la sociedad pero que a la hora de la verdad, no les produce un mínimo de sufrimiento, hasta cuando este tipo de situaciones aquejan a los seres más cercanos. Más que proclamarse en contra de actos de barbarie, me gustaría que en mi país (incluyéndome) nos propusiéramos a hacer algo por evitar que este tipo de cosas sigan sucediendo.. A algunos se nos salen de las manos, pero para otras en sus manos la opción de evitar desenlaces tan macabros. Te felicito por la nota.

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