El pasado jueves 05 de noviembre,
la Corte Constitucional literalmente “incendió” la decencia selectiva de gran
parte de este país; con el histórico fallo que permite la adopción de menores por parte de parejas del
mismo sexo.
La avalancha de opiniones de diferentes
posiciones no se hizo esperar. Por un lado, los conservadores, religiosos y practicantes de cualquier creencia o secta vociferaron en unísono su negativa a la
reciente postura de la Corte, por el otro; los defensores de la “libertad” y de
los derechos de las minorías en franca defensa.
Sin lugar a dudas, es imposible
relatar en una columna de opinión el sin fin de posturas de la sociedad
colombiana pero, es ponderable acercarse a los más comunes sean o no objetivos.
Es claro que deberá manifestarse la posición de quien escribe esta columna antes
de continuar; a la pregunta ¿Está de acuerdo con la decisión de la Corte Constitucional de permitir la adopción de menores por parte de parejas del mismo sexo? he aquí la respuesta: No, no estoy de acuerdo que en Colombia se permita la adopción de
menores por parte de parejas del mismo sexo, no porque crea que los homosexuales no están en capacidad de dar amor incondicional a sus hijos, no
porque crea que no son aptos para adoptar, no porque crea que la homosexualidad
se “contagia o se pega”, no porque crea que están enfermos, NO.
Tomado de facebook |
No estoy de acuerdo porque creo
que Colombia NO está preparada para asimilar y convivir con familias “no
tradicionales”, pasamos de discriminar a una población sexualmente no aceptada
a discriminar a sus hijos y materializar la infamia del daño por ser diferente
a conmensurables instancias como las de agredir y excluir a un ser en
crecimiento y formación. Imaginemos, una
escuela donde a la reunión de padres de familia, vayan dos mujeres o dos
hombres en representación de un niño, ¿cuál sería la posición de los padres de
familia heterosexuales?
Dentro las razones por las que se
falló en favor de lo discutido, se encuentra la de adoptar tratados
internacionales y modelos de países desarrollados pero, Colombia no es un país
desarrollado y por ello, resulta como si se estuviese en un crucero Trans
Atlántico navegando sobre el río Bogotá, encallaría y perdería su objetivo; un
automóvil último modelo pero sin ruedas, o tan simple como la popular frase “Es
como darle pan al que no tiene dientes…” Un país mal educado durante décadas, donde
la programación de televisión está compuesta por telenovelas y noticieros al
servicio de los patrones del Estado, un país que no lee, un país que carece de un
sistema de salud eficiente, un país que vota por un plato de lechona y demás... NO está preparado para convivir con la diferencia, porque si no conoce sus
derechos constitucionales como ciudadano colombiano, mucho menos será capaz de
discernir a entendimiento propio y no ajeno el sermón de un cura o pastor basado
en la biblia.
Habrá que decir que desde tiempos
memorables, una parte de la sociedad se ha obstinado en dominar a través del “temor a Dios” argumentado en diversas formas literarias contenidas en la biblia. Según
la capacidad de entendimiento o discernimiento de cada época, se ha traspasado
la barrera de lo puramente lógico al punto de discriminar “bíblicamente” a
negros e indios por no tener alma es decir, como no entendían la denominación de raza, el haber colores de piel diferentes y al mismo tiempo seguir siendo seres humanos, eran despreciados y
discriminados, con los años, cambiaron los pareceres, “se les iluminó” el saber y ya son “aceptados” dentro de la comunidad cristiana.
Las mujeres, fueron discriminadas
durante siglos por divinidades incomprendibles. Los enfermos fueron
sacrificados bajo el precepto demoniaco de la posesión maligna, etcétera. El reconocimiento de los derechos de las poblaciones excluidas por sus diferencias de género y racial, no se hizo precisamente por pedido de algún miembro de alguna iglesia sino, por personas discriminadas que se cansaron de la invisibilidad de los Estados y alzaron sus voces llamado la atención de la humanidad. Cuando fueron reconocidos por leyes, ahí sí, las iglesias "adaptaron" sus discursos y fue como borrón y cuenta nueva En
síntesis; la iglesia y su poco entendimiento (ignorancia e incapacidad
científica) fueron la madre de la discriminación de las diferencias entre la
misma humanidad.
Niña de 11 años trabajando en el norte de Cali |
Regresando al objetivo de este escrito,
vale la pena analizar los contextos con los que se encara el debate sobre la
adopción en Colombia, hay quienes parafrasean con “¡Qué será de nuestros niños en manos de
los gays y las lesbianas!”… ¿nuestros niños? ¿Acaso son nuestros niños, esos
que están mendigando en los semáforos, son nuestros niños los indígenas que deambulan
por las calles, son nuestros niños esos que mueren de hambre por insuficiencias
del sistema que les niega sus derechos básicos, los que venden flores en la
zona rosa, los que cuidan motos en los parqueaderos informales? Ahí, ya no son
nuestros niños, son los niños de nadie, los niños que solo sirven para ser
caballito de batalla doctrinal.
La mayoría de los discursos en
contra del tema en debate, basan sus argumentos en lo moral, en el declive ético que abunda en nuestra sociedad, en lo inmoral que se ve una familia
compuesta por una pareja del mismo sexo y demás. Son los mismos que consideran
inmoral a quien piensa diferente, no necesariamente por su condición sexual.
Para ellos, son inmorales quienes se tatúan, quienes consumen marihuana,
quienes no van a una iglesia, quienes escuchan o gustan de música “rara”, etcétera.
Cabe recordar, que en la década de los 90, los cristianos fundamentalistas en
Colombia, así como católicos, daban por “satánico” a Michael Jackson; claro,
como no entendían lo que cantaba, entonces decían: “alaba al diablo en sus
canciones…” ya ven, ahora que entienden algo de inglés, ya no es satánico.
Tomada de Internet |
Los padres de la moral; curas y
pastores, consideran una completa aberración tal decisión de la Corte. dicen temer que los niños corran peligro en manos de una pareja del mismo sexo. ¡Qué
coraje! Los burros también hablan de orejas cuando no se ven al espejo, la
Iglesia Católica ha protegido durante décadas a pedófilos y agresores de
menores, sus seminarios son lo más parecido a un club homosexual de alto
prestigio; se reservan el derecho de admisión y se preparan para ser
profesionales en llevar una doble vida. En Tuluá por ejemplo, un pastor de una
reconocida iglesia, sostiene una relación con uno de los líderes de su congregación.
El pastor es casado y tiene hijos ¿Dónde está lo que predica? ¿Es de puertas
para afuera? ¿No hay pecado mientras siga siendo secreto?
Podría escribirse un libro de
innumerables páginas intentando descubrir la falsa moral de una sociedad con fe
y voluntad selectiva, esa sociedad que no vive ni deja vivir, esa que destruye
a través del juicio a la diferencia. Por eso, es mejor concluir esta opinión
así:
1.
Si lo que quería la Corte con la adopción de
menores por parte de parejas del mismo sexo era adoptar tratados
internacionales, para dejar a Colombia en estándares universales aceptables a
nivel de países desarrollados, entonces ¿por qué no se adoptan tratados y modelos de
sistemas educativos, de salud y de desarrollo social sostenible, realmente
eficientes?
2.
No se puede seguir legislando ni debatiendo con
la biblia bajo el brazo, o preceptos divinos cuando hoy, en pleno siglo XXI, la
ciencia nos acerca la verdad desde la lógica y no desde las suposiciones del
entendimiento.
3. El debate debe estar al margen de la agresión y
la violencia, si para defender su posición, usted tiene que recurrir a ello, quiere
decir que está equivocado. El respeto a la diferencia en el debate acerca las
partes a la convergencia.
4. Pongámosle las ruedas al automóvil último modelo
para que pueda ser útil, que el crucero navegue en la bahía y que el pan se dé a quien pueda comerlo.
Lo aquí planteado, es solo la
opinión de quien escribe este documento, no es la verdad absoluta y por
supuesto, se respeta a quien piense diferente; piense.
Jefferson Gutiérrez Romero