"Cumbre de la "U" en el apartamento de Angelino Garzón" |
Para empezar a hablar y,
posteriormente escribir de alguien, se debe por norma literaria y periodística,
definir su perfil y partir de este para recrear y ambientar un texto según su
objetivo. Pues bien, cuando el sujeto del proyecto escrito es Angelino Garzón, las condiciones literarias
podrían cambiar, dado que, definir su perfil puede ser una completa odisea.
De las pocas cosas que no podrán
ponerse en duda respecto al ex vicepresidente son su gentilicio y natalicio:
bugueño nacido el 29 de octubre de 1946, desde allí, todo podrá ser como ir del
cielo al infierno, de salado a dulce o, de izquierda a derecha; al mejor estilo
camaleónico superando a grandes lustres de su clase como Roy Barreras y otros
sujetos cuya ideología es equivalente a una necesidad electoral.
Sobre la década de los 80’s,
Angelino Garzón defendía las banderas de la CUT, la Central Unitaria de Trabajadores, organización
sindical reconocida por sus serias afinidades con movimientos de izquierda y
posiciones ideológicas que se enfrentaban al capitalismo de la época. Hizo
parte del partido comunista colombiano, de vertientes directas marxistas y
leninistas, fue vicepresidente de la casi extinta (en la época) Unión
Patriótica hasta inicios de los 90’s.
Finalmente, militante oficial de la Alianza Democrática M -19. Seguramente, su
última militancia en la izquierda.
En el 2000, fue ministro de
trabajo durante el gobierno de Andrés Pastrana, aún es recordado su paso por el
gabinete del gobierno conservador dada su aclamada popularidad. Hay que
reconocer que logró romper la barrera de elitismo con la que posaban los ministros
de la época y pudo acercarse a la clase
que llegó a representar en los 80’s.
Su bandera popular, “hijo de una lavandera”… Admirable progreso
personal. (No habrá más referencia al tema para evitar susceptibilidades.)
En el 2003, fue franco ganador de
las contienda electoral por la gobernación del Valle del Cauca, seguramente,
representó ante los votantes la posibilidad del cambio, representó a los
ciudadanos que no votan por la típica
clase política que tenía sumido al departamento en un sinfín de hondos
problemas sociales y fiscales, es decir, llegaba como anillo al dedo, a un
departamento, su departamento, golpeado por la desazón de la corrupción.
Lo que en principio pareció el
más grande acierto electoral y de potencial desarrollo para el Valle del Cauca,
se convirtió en más de lo mismo, seguramente no desde la corrupción visible,
pero sí desde la incompetencia administrativa, el Valle del Cauca, se detuvo en
el tiempo y sufrió el mayor estancamiento de su historia. No siendo suficiente,
Angelino Garzón fue el causante del hasta hoy, el mayor descalabro patrimonial
hecho jamás; no se los robó, pero su deficiente administración desobligó el
pago de una sanción por el NO cumplimiento de condiciones para la construcción
de la doble calzada Cali – Candelaria en manos del consorcio CISA.
La flamante respuesta de Angelino
Garzón ante la demanda, fue promover particulares movilizaciones dirigidas por
él, además de una absurda huelga de hambre con la que buscaba frenar la sanción
al departamento que por ese entonces redondeaba los 15 mil millones de pesos.
Hoy, gracias a su incompetencia, el departamento del Valle del Cauca debe al
consorcio CISA cerca de 44 mil millones de pesos con intereses incluidos. Surge entonces la discusión… ¿Qué tan
competente es un gobernador cuyo actuar está condicionado a manifestaciones
populares y no a procesos administrativos y jurídicos? Lo que traduce en … ¿Qué
tan competente es Angelino Garzón para ejercer cargos públicos?
Fue el gobernador de las
tibiezas, el que acompañaba cada causa desde la emocionalidad de marchas que
rápidamente perdieron sintonía. ¿Que hubo atentado en Buenaventura? Marchemos
por Buenaventura. ¿Que hubo atentado en Cali? Marchemos por Cali. ¿Qué hubo
accidente trágico en la vía Tuluá – Riofrío por el mal estado de la vía?
Marchemos por los accidentados… y así,
jamás hubo actos administrativos de impacto, ni de medio impacto, porque las
marchas NO solucionan nada.
Angelino Garzón en Tuluá enero de 2004 |
La cara oculta de la moneda,
empezaría a ser conocida cuando se sumó en 2007 al entonces presidente Álvaro
Uribe Vélez en la campaña por la defensa del TLC con Estados Unidos. Un baldado
de agua fría cayó sobre sus seguidores de causa… ¿un sindicalista promoviendo
uno de los proyectos de Estado que más derechos laborales desfavorece? Es de
saber que las organizaciones sindicales de Colombia, en unísono se opusieron
entonces a la firma del tratado de libre comercio dado el impacto negativo que sobre el sector
caería. Pero, contra las corrientes de izquierda, Angelino Garzón se puso la
camisa del TLC violando cualquier rastro de objetividad ideológica.
Para quienes leyeron desde 2003
el actuar politiquero y populista de Angelino Garzón, era previsible que su
apoyo al TLC con Estados Unidos fuera solo el comienzo de una desbandada de principios políticos tirados al mejor
postor. La sorpresa de sorpresas llegó en 2010 cuando portó oficialmente la
bandera del uribismo como fórmula vicepresidencial del hoy presidente Juan
Manuel Santos. ¿En qué cabeza cabe, venir de alas extremas de la izquierda
(PCC) y saltar en cuestión de años a las alas extremas de la derecha? Solo cabe
en la cabeza de Angelino Garzón.
Hay quienes dijeron que se
trataba de un comodín electoral, victimizaron la figura de Angelino Garzón con
la poca dignidad política que le quedaba bajo el argumento de “utilizaron al
pobre Angelino …” y no, resulta que cada proceso fue un comodín para Angelino
Garzón. Quedó probado en su actuar durante el
ejercicio como vicepresidente que poco le importaron los procesos de
Estado, se atrevió a utilizar su famoso populismo para apoyar causas como las
del incremento del salario mínimo que solo quedaron ahí, en populismo. Se
convirtió en el uribista mejor pago del gobierno Santos, el problema no era ser
uribista, el problema hondo era qué clase de uribista era Garzón, bajo qué
escudo estaba Garzón.
Dijo separarse de la unidad
nacional (Partido de la U) y querer armar rancho aparte en torno de ser
candidato a la alcaldía de Cali, rifirrafe va y viene entre Garzón y Roy
Barreras a la sombra del centro democrático cuyo guiño no se hizo esperar y
ante la luz pública empezó su sonar de cascabeles como el abanderado para ser
alcalde de Cali bajo cualquier condición, no importa cómo, ni por encima de
quién, lo importante es llegar. Es hoy, su mejor consigna.
Por lo visto, Angelino Garzón
jamás fue defensor de los DDHH, ni le apostó a los derechos sindicales, solo
usó comodines como trampolín nacional, se apoderó de causas sociales y logró subir donde nadie jamás creyó; ser
vicepresidente de la República.
En la foto de portada, se aprecia
a un Angelino Garzón lleno de desazón, sin reparo alguno por los mínimos estándares
de presentación personal y respeto por la opinión pública, más, tratándose de
un “noticiononón” político donde lograba su tan anhelado cometido: ser
candidato a la alcaldía de Cali. Ahí,
está la mejor representación gráfica de lo carnavalesco que resulta su
interés por el poder. Se burla de sus seguidores mientras cumple sus caprichos.
Como se anticipó al inicio de
este escrito, es imposible definir un perfil político para Angelino Garzón,
claro, un perfil coherente y sano para la realidad social de Colombia y refleja
en cambio una torcida línea ideológica
sin los más mínimos argumentos de causa comunitaria ni de irrisorio respeto por
los votantes. Angelino Garzón quiere ser alcalde Cali solo por permanecer en la escena
política, porque ama el poder y porque se acostumbró a él.
Recuerden amigos caleños, que
antes que caleños somos vallecaucanos, y, que ya Angelino Garzón demostró lo
que es capaz de hacer con nuestro departamento, no le quedará difícil hacer de
Cali un nuevo monumento a la incompetencia, al estancamiento.
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